El Índice de Inteligencia Digital

Cuando se estudia y analiza la situación de diversas economías o países respecto a un tema específico, no es extraño que los académicos y científicos que realizan el estudio construyan un índice que intente resumir y ponderar los indicadores que utilizan para el fin de comparación, tanto entre las naciones analizadas, como en el transcurso del tiempo.

La universidad de Tufts, de Medford, Massachusetts, por medio de su Escuela Fletcher, especializada en Relaciones Internacionales, ha elaborado el Índice de Inteligencia Digital, Digital Inteligence Index, y toma como referencia los avances en digitalización que han ocurrido en varios lugares a raíz de la pandemia mundial.

El Salvador no está incluido en la muestra de 90 economías que este estudio analizó. El marco de la evolución digital segmenta estas 90 naciones en cuatro zonas: sobresalientes (stand outs), estancados (stall outs), emergentes (break outs)  y observables (watch outs). Los países latinoamericanos incluidos son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Perú y Uruguay.

Contenido del Índice

El Índice de Inteligencia Digital es una evaluación holística basada en datos del progreso de la economía digital, combinando más de 358 indicadores en dos cuadros de mando: Evolución digital y Confianza digital. Además considera los niveles de Preparación para el trabajo remoto, la Protección General de Datos y la Preparación para la Inteligencia Artificial que cada país muestra.

La Evolución Digital contiene cuatro impulsores clave: Condiciones de oferta, Condiciones de demanda, Entorno institucional e Innovación y cambio. El marco resultante captura tanto el estado como la tasa de evolución digital e identifica las implicaciones para inversión, innovación y prioridades políticas.

La Confianza Digital está compuesto de cuatro impulsores: Ambiente digital, Experiencia digital de usuario, Actitudes y Comportamiento. La confianza se define como el acto de fe y la confianza que hace que los usuarios elijan interactuar, realizar transacciones y consumir en línea. Fundamentalmente, determina la calidad de la interacción entre quienes dan confianza y quienes buscan dicha confianza.

Las economías sobresalientes son altamente avanzadas digitalmente y exhiben un gran impulso. Son líderes en conducción innovación, aprovechando sus ventajas existentes de forma eficiente y eficaz. Para mantenerse a la vanguardia, estas economías necesitan mantener sus motores de innovación a la máxima velocidad y generar nueva demanda o correr el riesgo de estancarse.

Las economías estancadas disfrutan de un alto estado de avance digital mientras exhiben un impulso relativamente más lento. Superar estas «mesetas digitales» requerirá un esfuerzo consciente de estas economías para reinventarse, apostar por una creciente tecnología digital en la que tienen liderazgo y eliminar los impedimentos a la innovación.

Las economías emergentes tienen una puntuación más baja en su estado actual de digitalización, pero están evolucionando rápidamente. El fuerte impulso de las economías emergentes y su importante margen de crecimiento las haría muy atractivas para innovadores e inversionistas. Economías como China, India, Indonesia, Arabia Saudita, Kenia y Rusia lideran el grupo.

Las economías observables enfrentan desafíos importantes con su estado de digitalización relativamente más bajo y su impulso. Con debilidad digital en la mayoría de los frentes, estas economías mantienen las actitudes más escépticas hacia la digitalización y la tecnología. Sin embargo, algunas de estas economías demuestran creatividad frente a severos problemas de infraestructura, brechas, limitaciones institucionales y baja sofisticación de la demanda de los consumidores. / Vía: blogs.laprensagrafica.com-

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