El sistema, por su parte, brinda resultados que le permitirá al museo mejorar sus ideas en materia de exhibición. “A través de una cámara colocada cerca de la obra, el sistema detecta automáticamente los rostros que miran en la dirección de la propia obra, adquiriendo datos relacionados con el comportamiento de los observadores”, explicaron Stefano Ferriani, Giuseppe Marghella, Simonetta Pagnutti y Riccardo Scipinotti, participantes del proyecto e integrantes de ENEA.

Asimismo, refirieron que se mide el camino recorrido para acercarse, así como el número de personas que han visto la obra, el tiempo y la distancia. También, dicha tecnología, arroja datos como el género, edad y el estado de ánimo de las y los visitantes. Con ello, se podrá saber qué tipo de obras son mucho más atractivas para el público y se podría ahondar en su protagonismo al momento de exponerlas.
“Los datos recopilados constituyen un capital de información muy valioso para los operadores de museos, quienes a través del análisis de datos concretos pueden resaltar fortalezas y posibles problemas críticos y evaluar posibles mejoras para optimizar la exposición de las obras en sí y el recorrido de la visita, midiendo luego los efectos de las acciones realizadas procesando una gran cantidad de datos”, sentenció un integrante del Istituzione Bologna Musei.