(Computer Hoy) / IBM ha presentado el primer chip de 2 nanómetros, un avance que ofrecerá un importante paso adelante en materia de rendimiento y eficiencia energética: promete cuadruplicar la duración de la batería de los teléfonos móviles.
Los semiconductores están presentes en infinidad de aparatos, por lo que tienen un importante papel en la industria tecnológica. Los encontramos en los electrodomésticos, los sistemas de transporte o los dispositivos de comunicación, como los teléfonos móviles.
La tecnología avanza a pasos agigantados y, a medida que lo hace, aumenta la necesidad de chips con cualidades optimizadas. Ahora que estamos inmersos en la era de la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y la nube híbrida, se hace patente la necesidad de procesadores que ofrezcan mayor rendimiento y eficiencia energética. Para conseguirlo es esencial la miniaturización de los chips, algo que se logra incrementando el número de transistores de los microprocesadores.
El nuevo chip de IBM es la respuesta a esta demanda. Se trata del primer procesador de 2 nanómetros desarrollado mediante la tecnología de nanoplacas de IBM Research. Puede albergar 50.000 millones de transistores en una superficie del tamaño de una uña, un avance que ofrece a los diseñadores de procesadores más opciones para incorporar innovaciones a nivel de núcleo y mejorar las capacidades de las cargas de trabajo. Además, también proporciona nuevas vías para la seguridad y el cifrado reforzado por hardware.
Los beneficios de los chips de 2 nm resultan de lo más interesantes frente a los chips actuales de 7 nm. Entre ellos destaca, por un lado, la optimización sustancial del consumo de energía, lo que según IBM permitirá cuadruplicar la duración de las baterías de los teléfonos móviles.
La mejora en materia de rendimiento es otra de las grandes ventajas de los chips de 2 nm. De acuerdo con IBM, los nuevos semiconductores serán un 45% más potentes, acelerando drásticamente el funcionamiento de dispositivos como móviles, tablet y portátiles.
Además, favorecerán la reducción de la huella de carbono de los centros de datos, que representan el 1% del consumo energético mundial. También supondrán un avance para la conducción autónoma, ya que acelerarán la detección de objetos y los tiempos de reacción de los coches autónomos.