La NASA ha reutilizado una tecnología que llevan perfeccionando los últimos 19 años para desarrollar un sensor de detección del COVID-19 con su E-Nose. Esta nariz electrónica analiza la calidad del aire en busca de partículas que puedan indicar que la persona es portadora de una enfermedad contagiosa como el coronavirus.

La E-Nose se desarrolló originalmente como sistema de control de la calidad del aire en las naves espaciales. Una tecnología que ha podido actualizarse para ser de utilidad contra la propagación de la nueva pandemia. El Departamento de Salud y Servicios Humanos ha aportado 3,8 millones para que la NASA actualizara esta tecnología con la empresa subcontratada Variable Inc.

Esta nueva versión “olfatea” los compuestos orgánicos volátiles (COV) que expulsa la persona infectada al respirar, los llamados aerosoles por los que debemos llevar mascarillas actualmente. Se han tardado seis meses en desarrollar la tecnología y aplicarla a dispositivos móviles con una aplicación para recoger los datos analizados por los sensores de la nariz electrónica.

Una vez que se completen los ensayos clínicos y se demuestre la sensibilidad y la especificidad, E-Nose se puede implementar en fábricas, aeropuertos, supermercados y negocios de todo tipo para detectar rápidamente infecciones activas”, ha explicado Jing Li, científico de la NASA en el Centro de Investigación Ames.

El E-Nose emplea una gran variedad de nanosensores: “Cada sensor responde a los químicos en la respiración de manera diferente. Esto permite a los científicos mapear patrones asociados con diferentes enfermedades“. Una vez localizada la firma biológica de ese virus se puede modificar los sensores para que realicen un análisis adaptado para reconocer la respiración infectada o no de cada persona.

El equipo de la NASA está trabajando con investigadores de la Universidad Johns Hopkins y el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore para reconocer esa firma biológica del SARS-CoV-2 que ahora es la principal amenaza sanitaria del mundo.

Este análisis se podría combinar con otras medidas como la temperatura corporal para realizar una detección rápida, casi inmediata, de los infectados y poder reducir la circulación del virus y el número de contagios. Por el momento, las PCR sigue siendo el método más eficaz para confirmar un contagio, pero en el futuro este sistema sería más rápido, barato y cómodo de usar en multitud de espacios.