(EFE) / Igual que hace cinco años hubiera parecido extraño un código QR en la mesa de un restaurante y hoy es habitual, los robots camareros, recepcionistas o azafatos podrían extenderse el próximo lustro por hoteles, aeropuertos y aerolíneas, a tenor de la tendencia hacia el turismo tecnológico expuesto en Fitur 2021.
Como tantas otras, esta tendencia se ha acelerado con la pandemia de la COVID-19 y no solo habla de robots, sino también de uso de datos, sensorización y eficiencia energética.
Futura Vive es una de las empresas que fabrica «robots sociales», es decir, diseñados para interactuar con las personas de modo similar al que lo haría otro ser humano, y ha atraído la atención de la Feria Internacional de Turismo con Teki y Pichi, dos de sus creaciones ‘customizadas’, que pronto estarán en el aeropuerto de Madrid y en un centro de turismo del Ayuntamiento de la capital.
Teki sirve para pedir un taxi o atender otras necesidades de los viajeros durante las 24 horas del día y Pichi ofrece planes a los turistas con acento típico madrileño.
«Tenemos robots que son camareros con versión bandeja o diseñados para desinfectar las habitaciones y robots recepcionistas, todos customizables por el cliente y capaces de desplazarse solos por ejemplo para coger comandas o llevar pedidos», explica un portavoz de la empresa.
Cerca de Teki otro robot sirve cerveza y el consejero delegado de Dax Robotics, Aarón Rojas, afirma que están desarrollando otros para servir refrescos y helados, y que «sobre todo están enfocados al sector hotelero, porque el robot puede funcionar muy bien en las piscinas, donde hay un consumo más alto y constante y puedes pedir a través de una ‘app’ o de la pulsera del hotel».
Aunque todavía no lo ha adquirido ningún establecimiento hotelero, el CEO confía en cerrar un pedido de un parque temático de las españolas Islas Canarias (Atlántico) en forma de quiosco de cerveza con dispensación de patatas fritas y frutos secos.
Junto a este tipo de robots, el tripartito Asseco, Mipelsa y Omron presentó otros que están empezando a utilizar las compañías aéreas para desinfectar los aviones a un precio de entre 70.000 y 75.000 euros (entre 85.000 y 91.000 dólares), aunque el retorno se consigue en menos de seis meses y las empresas grandes tienen suficiente con flotas de 100 robots, apuntan desde Asseco.
Sea con robots, plataformas colaborativas o aplicaciones de móvil, Fitur ha puesto de manifiesto que la digitalización de los hoteles es un reto pendiente y que puede ser clave para aumentar la fidelidad de los viajeros.
Para el director comercial de Siemens, Agustin Gil, este es el momento en el que los hoteles ofrezcan digitalización: desde una herramienta de reservas con las preferencias y gustos del cliente, al ‘check in’ y ‘check out’ automático, el acceso a las habitaciones o el manejo de la luz y la temperatura de estas desde el móvil, entre otras posibilidades.
En aeropuertos y estaciones de tren los registros de pasajeros a través de pantallas táctiles no solo son una realidad, sino que están evolucionando hacia sistemas por voz, movimiento y reconocimientos biométricos.
El aeropuerto de Madrid cuenta ya con un sistema de reconocimiento facial que permite al pasajero facturar y embarcar mostrando tan solo el rostro.
Y si el ‘reseteo’ del turismo pasa por la innovación y la digitalización (también por la sostenibilidad), la gestión de datos es la revolución que servirá al sector para conocer todo lo que interesa al cliente.
En este ámbito, hay aerolíneas como American Express que, partir de las operaciones con sus tarjetas de crédito, analizan en su caso las reservas de vuelos y hoteles de Estados Unidos a Europa, lo que en los últimos meses ha ayudado a sus clientes a tomar decisiones y a hacer ofertas y previsiones.
Con esos datos, la corporación también ha creado «una plataforma de viajes 7 x 24 con ofertas personalizadas desde que planificas un viaje hasta que vuelves a casa», apunta su vicepresidenta y directora general, Julia López.